Opinión
16 de octubre de 2025 | 12:50El arte como bien público
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Por Camilo Silva Medina. Máster en Composición con Nuevas Tecnologías, Universidad Internacional de la Rioja, Madrid.
El arte es una forma de memoria y de futuro. En él se expresan las preguntas, las tensiones y los sueños de una comunidad. Por eso, cuando una región decide apostar por el arte desde lo público, además de financiar conciertos y/o exposiciones: invierte en identidad, en educación y en la posibilidad de imaginar colectivamente.
Desde hace años, la Universidad de Los Lagos ha sido un espacio donde la creación y la docencia artística se encuentran. Nuestros ensambles, coros y orquestas universitarias no son solo cuerpos musicales: son laboratorios de encuentro, de aprendizaje y de pertenencia. En ellos participan jóvenes intérpretes que, desde distintos territorios del sur, han encontrado una oportunidad para hacer del arte un camino vital.
La creación de una Orquesta Sinfónica Regional bajo el alero universitario es una necesidad cultural. Una orquesta estatal garantiza que el acceso, la formación y la excelencia artística no dependan de criterios privados, sino del compromiso con lo público y con la región. Y así poder construir una experiencia común en torno a la música.
Las universidades públicas demás de formar profesionales: forman sensibilidad, pensamiento crítico y comunidad. En tiempos donde la lógica del mercado parece invadir todos los espacios, defender el arte público es una forma de cuidar y democratizar nuestra cultura.
Una orquesta regional universitaria puede y debe ser un lugar de encuentro entre creadores, intérpretes y audiencias; un punto de articulación entre educación, cultura y territorio, convirtiéndose en un valor que deja huella en generaciones que aprenden a escuchar, imaginar, interpretar y crear música.
El arte, cuando es público, no pertenece a nadie, pero nos incluye a todos. Esa es la orquesta que necesitamos, una que suene desde la Universidad hacia toda la región, con la convicción de que la música (como la educación) es un derecho, no un privilegio.
