Tapabarriga: un corte sabroso que revela lo mejor del asado a fuego lento

El tapabarriga no necesita mucho para lucirse: basta con una buena sal gruesa, brasas constantes y la disposición a cocinar con paciencia. ¡Conoce todo para disfrutar de este maravilloso corte!

En el sur del país, donde la parrilla es parte esencial de la vida cotidiana, el tapabarriga ha ganado protagonismo entre quienes disfrutan del fuego lento y la cocina bien hecha. Se trata de un corte amplio, sabroso, con buena infiltración de grasa y una textura blanda que, bien cocinada, se transforma en una experiencia memorable.

El mejor tapabarriga lo puedes encontrar en Corte Criollo. Este corte no busca destacar por rarezas ni sofisticaciones. Su virtud está en lo esencial: una cocción lenta, fuego constante y el tiempo justo para que sus jugos se concentren y su textura se vuelva suave. Es un corte que habla por sí solo, sin necesidad de adornos.

Tiempos y técnica: lo que hace la diferencia

La clave para prepararlo está en el ritmo. En parrilla, se recomienda cocinarlo durante aproximadamente 2 horas con el lado más graso hacia el fuego, permitiendo que esa grasa se funda lentamente y nutra la carne. Luego se gira y se deja 1 hora más por el lado con menos grasa, siempre con fuego moderado.

Al palo, el proceso toma unas 3 horas a fuego lento y girando de forma constante, cuidando la distancia con las brasas para lograr una cocción pareja, sin secar la carne ni quemar su superficie.

En ambos casos, se trata de cocinar con calma, sin apuros, respetando el proceso. Y al momento de servir, es fundamental cortar en contra de la fibra, en láminas finas, para conservar toda su ternura.

Sabor auténtico y técnica simple

El tapabarriga no necesita mucho para lucirse: basta con una buena sal gruesa, brasas constantes y la disposición a cocinar con paciencia. Su sabor es profundo, su textura agradable, y su rendimiento lo convierte en una excelente opción para compartir en reuniones familiares o encuentros con amigos.

Un corte que suma a la tradición

Sin buscar reemplazar a otros clásicos del asado, el tapabarriga aporta una alternativa sabrosa y confiable, especialmente valorada por quienes disfrutan del asado como proceso y no solo como resultado. En lugares como Osorno, su uso ha crecido de la mano de parrilleros que conocen bien los ritmos del fuego y la importancia de los cortes bien tratados.

El tapabarriga no es una novedad, pero sí un redescubrimiento. Un recordatorio de que con buenos productos, técnica sencilla y el tiempo adecuado, se puede lograr mucho más que una buena comida: se puede crear un momento.

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